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Fuel

Los que tenemos tendencia a la ansiedad fuertecita y casi constante podemos sentirnos tentados a utilizarla como excusa para refugiarnos en la comida, los videojuegos, el alcohol… o lo que sea por lo que nos dé a cada uno. Dejarse llevar por estas olas puede costar menos trabajo a corto plazo, pero definitivamente a la larga no compensa.

En mi caso, siempre ha sido principalmente la comida y la autoexigencia (entre otras muchas mini y no tan mini obsesiones, por supuesto). Mi estómago puede pedir gritos que pare, pero emocionalmente nunca he terminado de hincharme a bollos. 

Siempre mantuve una lucha contra las indigestiones, los kilos de más y otros problemillas derivados hasta el momento en que me puse las pilas y empecé a trabajar a fondo en sanar la raíz del problema.

A principios de 2018 conocí a mi nutricionista, que es un máquina. Con su ayuda empecé a informarme y a profundizar muchísimo en el mundo de los alimentos y la nutrición. Gran parte de este viaje se refleja en mi manera de preparar lo que como. Los siguientes posts componen mi recetario personal (el cual intento aumentar cuando tengo un poco de tiempo), y puedo asegurar que todos ellos han sido disfrutados desde el momento en el que fui a comprar los ingredientes.

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